Breaking the
Waves (1996) A principios de los años 70, Bess (Watson), una ingenua joven de
un pueblo costero de Escocia, se enamora de Jan (Stellan Skarsgård), un hombre
mundano que trabaja en una plataforma petrolífera. A pesar de la oposición de
la rígida comunidad puritana a la que pertenece, Bess y Jan se casan. Tras la
boda, él vuelve a su trabajo, y ella cuenta los días esperando su vuelta. Bess,
una creyente devota, cree que su amor está bendecido por el cielo; pero un día
sucede un terrible accidente.
Sin haberlo
sabido al momento de verla, esta película es la primera parte de una trilogía
que se hace llamar “Corazón Dorado”, las otras dos son The Idiots (1998) y la
ya mencionada Dancer in the Dark (2000), por suerte no tienen ninguna conexión
y se las puede ver en cualquier orden, seguramente más adelante llegará mi opinión
sobre la que me falta para cerrar esta trilogía.
A pesar de más de
40 premios internacionales y una nominación al Oscar para Emily Watson, como
mejor actriz, esta película no tuvo la trascendencia que se merecía. Una película,
sobre el amor verdadero (o como tendría que ser), sin concesiones, extremo y
sin límites, por lo menos para algunos. No hay lugar para la mezquindad en esta
película, todo es devoción, también tiene que ver con temas religiosos que se
tratan, ya que la comunidad donde se desarrolla es de carácter calvinista. Vvon
Trier nos muestra una comunidad donde las mujeres no pueden hablar en la
iglesia, ni pueden participar de ciertas ceremonias.
A pesar de eso, nuestra
protagonista Bess (Emily Watson) representará una voz que tendrá que ser
escuchada. Es mágica la profundidad del personaje porque no se puede creer las
cosas a la que está dispuesta a hacer, solo por amor.
Una historia trágica
y cruda, con un final brillante y que no lo ves venir. Una película de visión
obligada en materia cinéfila y sumamente recomendable para todo el mundo que le
guste una gran historia sobre la vida real.
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felicidades